La cresta de Bernia era tarea pendiente para
muchos de los que allí acudimos, otros incluso repetían. El tiempo se había
empeñado en no dejarnos realizar la actividad durante mucho tiempo, incluso
este sábado tuvimos nuestro momento de duda de si llevarla a cabo o no.
Finalmente los “expertos” decidieron que el viento no era suficientemente
fuerte así que, allá que nos encaminamos.
Esta es la cara de felicidad de parte del
equipo junto a la fuente donde aparcamos los vehículos, antes de iniciar la
actividad.
Dura aproximación, más si llevas a los
punteros que se proponen en llegar a pie de cresta en 30 minutos, como así fue.
Bueno pues, una vez colocados los equipos
comenzamos a crestear.
Trepes, destrepes, rápels, escalada, etc.
Actividad tan entretenida que no te das ni cuenta del tiempo que llevas sin
parar…
Los compañeros echan alguna cuerda de ayuda en
los pasos más comprometidos para nuestra seguridad.
Para el grupo numeroso que somos progresamos
con bastante agilidad (desde mi punto de vista, falta saber lo que opina el
resto, jejeje).
Sólo momento de parón para instalar la
escalada, que uno a uno vamos superando sin ningún contratiempo. Claro, gracias
a la estupenda instalación que los compañeros nos preparan para los “no
iniciados”.
Bueno, y casi sin darnos cuenta la actividad
se acaba. Alguno que otro se quedó con las ganas de hacer cumbre…, ¡ups!, creo
que esto no debía de decirlo… Bueno, en la siguiente foto de grupo ¿quién puede
decir que no la hicimos?
Vía de escape por la pedrera.
Y por último, a padecer en el bar del pueblo
que, al fin y al cabo, estas actividades no tienen razón de ser si no acabas
con una cerveza o un café, o ambos y lo demás que se tercie.
Saludos compañer@s!!!
Redacción y fotografía: Ana
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