Domingo, nada qué hacer, Miguel y yo (Vanesa) aburridos como dos ostras! Xe! “Nemon” a Morella a hacer un barranquito o dos si se tercia.
Pertenece als Ports, el río apenas con agua en ese momento Bergantes en un paraje precioso de caliza. Un barranco cortito apenas 250 m de longitud y 75 m de desnivel
(Fui sobre todo a estrenar el fantástico neopreno que me regaló mi mamá)
Llegamos a un parque eólico, tras más tiempo en la carretera del que hubiéramos deseado. Comenzamos a andar por una pista forestal, ya que no encontramos la senda para acceder a la cabecera, decidimos atajar campo a través, campo de toros y de vacas con accidentes calentitos y no tan calentitos dispersos por todo el suelo.
Tras más de 45 minutos descendiendo al montaña llegamos a un riachuelo, bien!
Sigámoslo, no hay pérdida, qué tontos! Desde abajo, se ve fácilmente que desde la senda hay que buscar una especie de montículo de piedra que tapa completamente el barranco que es súper encañonado.
Precioso, no hemos podido elegir mejor la temporada, un crisol de contrastes: la caliza: gris, elegante regia; el agua: azul y fría como un témpano y una siembra por doquier, de hojas doradas, caídas, flotando livianamente sobre las aguas. Qué paisaje! es tranquilizador… si no fuera por los toros!
Apresuro a Miguel a bajar, vamos andando se gira con cara de susto y me dice corre! Y yo le hago caso! Hasta la rodilla de barro y heces de vaca! El tonto de él qué susto me ha dado: era mentira! Te daré el divorcio y los niños para ti también! Bueno le perdonaré al fin y al cabo el lleva las cuerdas!
Estamos en la cabecera, la roca resbala mucho a pesar del calzado especializado, son prácticamente algo más que destrepes con pequeñas lagunitas a los pies de la vertical.
Poco, a poco me supo el barranco, podíamos haberlo combinado con otros de la zona, pero se nos hizo tarde al perdernos.
Alcanzamos el final y comenzamos a subir por la senda, vemos muflones! Bueno, creo que lo eran (también podían haber sido naves espaciales) porque como me daba miedito los toros iba cantando a toda mecha Bisbal para atormentar y hacer sangrar los oídos a Miguel y sin mirar a los lados! No fuera que viera un toro subversivo!. El sol nos va entrando en calor y llegamos de nuevo al parque eólico.
Redacción y fotografía: Ariadna.
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