Como todos los años, buscamos una zona
atractiva en los Alpes para ir una semana en verano.
Este año, elegimos Piamonte. Zona que se
encuentra en Italia, pegada a Suiza por el norte y el Oeste. El valle por el
que nos íbamos a mover era el valle d´Ossola.
Nos juntamos tres catalanes (Sandra, Mercé y
David), un vasco (Alfredo) y dos tracaleros valencianos (Andrés y yo). Alquilamos
una casa en una población colindante al valle y desde allí nos desplazábamos.
Llegamos el sábado 4 de agosto, en pleno
temporal; llovía de forma torrencial y la previsión para los días siguientes no
era nada halagüeña.
El domingo 5, nos levantamos y aunque no
pintaba muy bien, fuimos al valle correspondiente a descender Val Bianca, ya
que es corto y podríamos acabar rápido. Al principio no llovía; nos vestimos y
comenzamos el barranco. Al poquito, comenzó a llover mucho y nada mas pudimos
salimos del cañón frustrados y, yo particularmente, un poco mal humorado.
Como no teníamos prisa y con la curiosidad de
ver si había o no crecida, esperamos al borde del barranco a ver que pasaba. La
verdad es que el caudal creció, aunque sólo me di cuenta, al ver los videos
posteriormente.
Una grata sorpresa fue ver que la lluvia paró
y el cielo se abrió mostrando una cara menos agresiva. Decidimos meternos otra
vez en el cañón y continuar con la actividad.
La verdad es que fue un descenso muy corto
pero bien formado, muy verde y con unas cascadas finales muy dignas.
Tras llegar a los coches volvió la lluvia y
las ganas de ir a un restaurante a comer.
Pasamos la tarde y el día siguiente haciendo
turismo y comiendo sin parar… pizzas, helados, pasta… lo que viene a ser unas
vacaciones relajadas.
Por fin, al cuarto día, 7 de agosto, desaparecieron
las nubes y con ellas el agua.
Nos acercamos al cañón de Antolina, que tiene
uno de los rápeles más bonitos y conocidos del valle. Nos perdimos en su
aproximación y andamos por el cauce cerca de una hora y media de más. El
descenso lo realizamos sin problemas y disfrutando de una gran actividad de
verano.
Al día siguiente, 8 de agosto, planteamos el
gran y a la vez corto Isorno final, barranco de renombre tanto por su belleza
como por su parte lúdica y el Variola Superior. Aquí si que tuvimos un percance
y todo cambió. Un compañero se accidentó en un salto y abortamos el siguiente
descenso.
Nuestro compañero parecía que mejoró de cara a
la tarde y pasó una noche un poco dolorido.
Tras creer que la lesión no era grave, al día
siguiente, 9 de agosto, nos acercamos al barranco de Rasiga. Un cañón mucho más
largo que los anteriores y que prometía mucha diversión. Lo descendimos sin
incidentes y disfrutando de sus toboganes y aguas muy frías.
Al llegar al parking vimos que el compañero
accidentado se encontraba mucho peor y lo llevamos al hospital de Domodossola
para que lo viesen. Una vez lo reconocieron, lo ingresaron y allí nos fuimos
con él… pero es otra historia.
A día siguiente, 10 de agosto, el último antes
de regresar, lo pasamos con nuestro compañero en el hospital. Tramites,
tramites y mas tramites, hasta que lo dejamos todo atadito, no al compañero,
sino a la burocracia administrativa……. pero es otra historia.
El último día, sábado 11, cada mochuelo a su
nido. Los catalanes a Barcelona, los tracaleteros a Valencia y el vasco retrasó
algunos días su vuelta…
Redacción: Diego Caballero.
Fotografía y vídeo: Andrés y Diego.
1 comentarios:
Gran crónica Diego, y no te cuento lo chulo que es el video. Ya me comentaras el pepino que llevas para hacer esas escenas de cámara lenta.
Arturo
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