Poco antes de las 9:00 de la mañana, nos reunimos en Real de Montroy todos los integrantes del equipo que se iba a aventurar en esta entretenida sima. El grupo estuvo formado por Toni, Raimon, Pit, Chencha, Jose Dolz y Roberto. Nos dividimos para ir tres en cada coche y salimos hacia nuestro objetivo.
La pista de acceso a la sima está bastante deteriorada, haciendo que los turismos normales tengan muchas dificultades para avanzar por ella. Aunque nosotros no lo llevábamos, se recomienda un vehículo todoterreno. Uno de los vehículos se tuvo que aparcar como se pudo, a un lado del camino, a unos dos kilómetros de la sima. Cargamos todo el material en la furgoneta y a Toni, Chencha y Roberto les toca andar hasta la boca de entrada.
Llegamos a nuestro destino y la sima se presenta ante nosotros. Tras un rápido almuerzo debido al frío. Nos enfundamos nuestros monos y equipos y rápidamente nuestro compañero Pit se dispone a instalar la sima. La boca de entrada no es muy ancha y con un fraccionamiento en una pequeña repisa y dos desviadores, no necesariamente en ese orden, nos traslada a 40 metros de profundidad.
Este primer pozo nos deja en una zona algo inclinada, teniendo que pisar muchas piedras sueltas, con el peligro que esto conlleva para los compañeros que se encuentran más abajo. En poco tiempo, esta zona nos conduce a un pasamanos, en el que al poco tiempo hay que pasar por un sitio algo estrecho, que lo hace divertido.
Al final del pasamanos llegamos a otro pozo, de unos 14 metros, con una pared muy resbaladiza, que nos deja en un amplia repisa en la que cabemos todo el equipo de espeleólogos.
Asegurándonos con una instalación en natural y haciendo un pequeño péndulo accedemos al tercer pozo, este de 21 metros. Estamos ya a casi 80 metros de profundidad y aún quedan por descender dos pozos. Estos ya son más pequeños, el primero de 7 y el último de 5 metros.
Por fin llegamos a lo más profundo de la sima, 92 metros y medio. Debatimos un poco sobre quién iba a desinstalar y pronto Jose Dolz se presta voluntario a esta sacrificada tarea.
A la salida nos esperaba buen tiempo y mucho menos frío que cuando nos disponíamos a entrar. Nos hacemos la foto de grupo, recogemos los trastos y emprendemos la marcha hacia Real de Montroy. buscamos un bar y mientras tomamos algo, nos dedicamos a comentar cómo ha ido nuestro día de espeleo, en esta sima entretenida aunque sin muchas formaciones.
Redacción: Roberto
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