Borja
había propuesto el barranco del Manzano pero como solo aparecimos él y yo, y
viendo que teníamos que ir uno en cada coche para hacer la combinación,
decidimos cambiar la actividad y aprovechamos el día haciendo el barranco del
Nacimiento.
Para
ir a Millares teníamos que pasar muy cerca de la cascada de la Cueva del Turche
así que decidimos parar y echar un vistazo. Al acercarnos pudimos ver como la
cascada aún llevaba agua por las lluvias que hubo semana y media antes. No era
mucha, pero teniendo en cuenta que de normal está seca, nos lo hubiéramos
pasado muy bien descendiéndola.
Bueno
al lío, nada más llegar a Millares almorzamos al lado del coche y al terminar,
preparamos las mochilas y empezamos el barranco.
Yo me he acostumbrado
descender el barranco entero siempre que voy, pero creo que va a ser la última
vez porque tengo que reconocer que el primer tramo no tiene apenas interés,
aunque tiene algún rápel, es caminar por un río y encima sucio.
La cosa se
anima cando se llega al rápel instalado en el árbol, a partir de aquí ya se
encañona más y es mucho más bonito.
Las lluvias habían hecho que llevara más
caudal de lo normal así que en el rápel de después, notamos el agua
empujándonos con fuerza, mucha más de la que suele tener en este barranco.
Descendemos con cuidado y continuamos hasta el tobogán, que con este agua
estaba genial.
Vamos avanzando sin problemas llegamos por fin a la última
cascada, una de las más espectaculares de Valencia, con sus 60 metros de altura
en los que el agua nos acompaña durante todo el descenso.
Tiempo atrás había
problemas con la equipación de este rápel, pero lo solucionaron hace unos meses
poniendo una gran cadena, que transmite mucha seguridad. De todas maneras hay que ir con cuidado a la
hora de instalar, porque si no, es muy difícil recuperar.
Nosotros la
descendimos sin problemas, aunque al llevar más caudal de lo habitual el agua
molestaba bastante y más cuando en algunos tramos nos golpeaba de lleno.
Una
vez abajo, recuperamos sin mucha dificultad y aprovechamos para comer antes de
iniciar el retorno.
A
eso de las cuatro de la tarde ya estábamos en el coche.
Para Borja fue la
primera vez que lo hacía y para mí, la vez con que más agua he visto este
barranco.
No hicimos el Manzano, pero al final fue un día genial para los
dos.
Redacción: Roberto
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