Viernes noche se propone un Pensat i Fet para el día siguiente, sábado. Se apunta Carlos Capitán.
Barranco seco, con algunas pozas estancadas e inevitables, unas dos horas de aproximación y cuatro de descenso.
Nos preparamos la saca con neopreno incluido, por si tal y como dice la reseña, no podemos evitar las pozas.
Sábado día 2. No madrugamos demasiado, a las diez salimos dirección Villahermosa del Río. La previsión del tiempo era nublado y en las horas centrales del día algo de agua. Buen tiempo para la aproximación de dos horas.
Conforme nos vamos acercando a la comarca, vemos que la previsión del tiempo no se cumple, es mas, la temperatura va en aumento y ni una sola nube. Llegando a Lucena del Cid el termómetro ya marca 25ºC, uffff que mal lo vamos a pasar en la aproximación. En ese momento me viene un flash y recuerdo que hay un barranquito, el Vale, en el mismo pueblo, que teóricamente lleva agua todo el año.
La entrada al cauce está muy cerca de la carretera general, así que decidimos parar y ver si corría agua. Tras dar varias vueltas localizamos la entrada al cauce llegando hasta allí con el coche. Corría agua y el entorno es bastante chulo pero se nos queda corto para una jornada. Aprovechando que llevamos la última guía de barrancos en Castellón, localizamos otro, también con agua, en el mismo término municipal de Lucena, el Salt del Cavall. Así que decidimos entrar al Vale y después irnos al Cavall.
Barranco de Vale.
El descenso trascurro por el lateral de Lucena del Cid. El comienzo es en el mismo parque de bomberos y la salida casi al final del pueblo.
La entrada está bastante chula. Se ubica en un área recreativa debajo de un puente y con abundante sombra, que es de agradecer.
Aunque no tiene mucha agua, tiene la suficiente para refrescarnos en este día tan caluroso.
Algunos de los rápeles son destrepables, están pensados para clientes, pero encontramos otros que están interesantes.
La vegetación abunda aunque no molesta. Y lo que si que tiene es algo de basura como plásticos, botellas, etc, etc, pero el agua está limpia y no huele mal, lo único que al tener una capa de fango considerable, al pisar se levanta todo y convierte en agua en marrón haciendo complicada la progresión por no ver donde se pisa.
No hace falta llevar cuerda larga para el último rapel de 25m, nosotros lo destrepamos.
Salimos al pueblo, di-ambulamos pos sus calles y llegamos de nuevo al coche.
Total una hora y media entre descenso y retorno.
Comimos algo y al siguiente.
El Salt del Cavall.
El desvió se encuentra a unos 5Km de donde estamos, en unas masías dirección Castillo de Villamalefa. Hasta aquí llegamos facil pero una vez en el camino estaba todo un poco liosos, la reseña no explica con mucho detalle la aproximación hasta alcanzar el parking. Llegamos a el por intuición, y a la primera, menos mal....
La aproximación, también por intuición, no nos costó mas de diez minutos.
Llegamos al primer salto, de unos 35m. Algo no cuadra en la topo, el primer rapel es de 8m, no lo vimos, es mas, creemos que no existe ya que desde el coche hasta el gran salto el cauce no tiene nada de desnivel, totalmente plano.
Corría algo de agua y la poza de recepción tenía una profundidad de casi 10m y unos colores chulísimos.
Realizamos el rapel grande, y algunos saltos en la poza de recepción. La temperatura del agua se prestaba a jugar con ella.
Seguimos progresando aguas abajo hasta que llegamos el segundo y último rapel.
La poza de recepción era inmensa, agua con colores azules-verdes, y peces que se veían desde la misma cabecera.
Llegamos a una acequia y en cinco minutos de ascenso a la senda inicial de la aproximación.
Nos fuimos a Lucinea a almorzar/comer/merendar.... que por cierto no aconsejamos para nada el bar. Es justo el que está en la Plaza, en el rincon debajo de los arcos, al lado del Rte. La Perla.
Al final el día salió redondo y fresquito, a pesar de la calor que hacía.
Redacción y fotografía: Andrés.
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