Pasadas las Fallas, quedamos algunos miembros de club para practicar instalaciones. Parece ser que los excesos de las fiestas han hecho mella en los ánimos del grupo y al final asistimos a la actividad Jorge, Roberto y yo (Raúl).
Esta vez, el elegido será el Barranco del Lobo. Un barranco perfectamente equipado y que da juego para recordar instalaciones no tan utilizadas como las de costumbre.
Este barranco que está formado por grandes paredes calizas, es de régimen torrencial, con lo cual es difícil encontrarlo con agua. Esto, sumado a la altura de algunas de estas paredes, permiten que se desarrolle en el cauce un micro clima que favorece el crecimiento de algunas especies arbustivas de la zona que adquieren en esta parte tamaños importantes y adornan el recorrido haciéndolo aún más bonito.
Quedamos en la gasolinera de costumbre, organizamos los trastos y salimos para Cirat. Antes hacemos una paradita en Montanejos para almorzar.
Llegamos al aparcamiento del barranco sobre las 11:00 y después de una cómoda aproximación y de contemplar un grupo de cabras montesas, nos metemos en el cauce del barranco.
El barranco se vuelve a ver otra vez con vegetación desde la última vez que vine que estaba todo quemado.
Al poco llegamos a la primera cabecera.
Poco a poco vamos progresando por el barranco y salvando los ocho rapeles que lo forman practicando los pasamanos y los desviadores recuperables y distintas formas de bloqueo y progresión y disfrutando de las vistas que nos ofrece esta zona del Valle del Mijares.
Acabamos el descenso sin ningún tipo de percance y hacemos el retorno al coche.
La verdad, hemos tenido un día estupendo para las previsiones que daban.
Ha sido un placer (como de costumbre)
Redacción: Raul
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