Para este día Andrés propuso en el foro, el descenso de un
barranco acuático.
Tenía en mente realizar el Salto de Fleix, que yo había
cambiado a última hora la semana anterior. Al final se cambió el plan para
descender Nacimiento y Otonel, así nos aseguramos de pillar un buen caudal.
En
el parquin del Nacimiento nos reunimos Andrés, Loli y yo (Roberto).
Cuando
llegué Loli y Andrés estaban desenrollando una bobina de 120 metros de la nueva
Fina 9,5 de Korda´s. Esta es una de las tres bobinas de 120 que el club ha comprado
teniendo en cuenta el futuro viaje que hay previsto para este 2017.
Íbamos a probarla y ver qué sensaciones nos daba, ya que es
una cuerda que acaba de salir al mercado. También nos iba a valer para ver cómo
era de pesada y cuánto nos ocupa en nuestras mochilas, al ser una medida
muchísimo más larga de lo que solemos llevar.
Una vez preparados bajamos al
cauce y enseguida se nota que el barranco va bastante más cargado de lo normal,
esta vez no iba a ser un paseo, hoy nos iba a empujar, pero bien.
Aun llevando
el agua bastante fuerza, no tenemos problemas a la hora de ir descendiendo
todos los rápeles.
El único que trajo un poco de miga fue el rápel del final.
Loli bajó la primera, debido al ruido de la cascada, con los pitidos apenas nos
oíamos.
Cuando la vimos debajo de la gran higuera que hay en la base, empecé a
bajar yo. Andrés bajó el último y tuvo que pararse varias veces a mitad de la
cascada para desenredar la cuerda de recuperar, que al lanzarla se había quedado
enredada en varios sitios y la cantidad de agua que caía le dificultaba
bastante esta tarea.
Al final todos abajo sin problemas, subimos a por los
coches y sin quitarnos los neoprenos fuimos rápidamente al parquin del Otonel.
En el parquin de abajo del Otonel, vimos a algunos
barranquistas que salían. Tuvimos que aparcar por obligación al lado del puente
que pasa por encima de la última parte del barranco, ya que un derrumbamiento
ha cortado la carretera y no se puede acceder hasta lo que era el parquin si se
hacen los dos rápeles que hay después del de 60 metros.
Cogemos otro coche y
vamos a la parte inicial del descenso. Qué alegría al comprobar lo que ya nos
intuíamos, ¡el primer rápel lleva agua! Rápidamente empezamos el descenso.
Este
tampoco era el Otonel al que estamos acostumbrados, esta vez el agua nos lo
estaba poniendo algo más difícil.
Con precaución, vamos bajando todos los
rápeles y como en el Nacimiento, la cascada grande es la que nos resulta más
complicada. Para evitar el mangazo, bajamos por la izquierda orográfica y
decidimos montar nuestra nueva cuerda de 120 metros en doble, ya que por este
lado hay mucho más roce que de normal.
Al lanzar la cuerda, ésta se enreda en
multitud de sitios y otra vez será Andrés el encargado de ir desenrollándola
conforme va bajando, ya que ahora es el primero. Loli baja
a continuación y por
último yo, debido a la gran presión que el agua ejercía sobre la cuerda, nos
costó lo nuestro el bajar.
Una vez todos en la base de la cascada decidimos que
ya hemos tenido bastante agua por hoy y salimos por el puente, dejando de hacer
los últimos dos rápeles del barranco.
Redacción: Roberto
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