Jueves Santo. 10 am. Dos experimentados barranqueros; Andres y Loli junto a Soro, nuevo fichaje. Salimos en dos coches rumbo a Zucaina, en Castellón interior, con el fin de disfrutar el Barranco Centenario…un nombre que ya inquieta.
Casi dos horas mas tarde, ya habiendo dejado uno de los coches en la salida del barranco, llegamos al punto de inicio. Dejamos el coche al costado de unas casitas de piedra y un pequeño rio.
Tras escasos metros caminando rio abajo nos topamos con el primer rapel.
Día soleado y agua fría nos ponen en acción.
Un grupo de empresa en nuestro camino desaparece con el salto del guía en la primera poza.
Tras varios rapeles de diferentes alturas y pozas sucesivas llegamos finalmente al imponente rapel de 6o metros.
Larga cascadita de agua sobre verde musgo. Me gusta!. Al momento veo un cuerpo descendente allá abajo… es Loli! Andres sonríe mientras siente el tacto de la nueva cuerda de 120 metros.
Un cosquilleo en el estómago. Me impone la magnitud del lugar. Yo no estoy acostumbrado. Loli trata de liberar la cuerda, allá, lejos de nuestra visión, mientras Andres menciona que algo no está bien. Pero Loli resuelve sin complicaciones. Me toca. Hermosa sensación bañada de vida. Loli desde abajo asegura mi descenso. El miedo trepa por la cuerda y trata de agarrarme a mitad de rapel. Lo siento, -le digo. ¡¡Tengo que bajar!!
La complicidad y destreza de Andres y Loli convierten la experiencia en un cómodo y sencillo descenso, con intenso final.
Y unas instalaciones óptimas. Se me hizo corto el barranco que completamos en un par de horas aproximadamente. A escasos diez minutos llegamos al coche por la parte derecha del riachuelo. Y veinte minutos después saciábamos nuestra satisfacción con una cervecita.
Y bonito paseo esparraguero por las tierras de Montanejos.
Un día Inolvidable.
Redacción: Carlos Soro.
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