Para este día Andrés propuso en el foro ir al barranco de la Zangarriana en Cortés de Pallás. La idea es practicar el manejo de cuerdas de gran longitud e ir haciendo cosas con más altura de lo habitual.
Puchol pasa a por mí (Rober) y partimos hacia el pueblo Cortes de Pallás donde habíamos quedado con Andrés y Loli.
Almorzamos en el bar y seguidamente partimos hacia el barranco.
Dejamos los coches preparados para hacer combinación y mientras cargamos las mochilas, un coche de la Guardia Civil para y sin bajarse del coche, los agentes nos preguntan que si necesitamos ayuda y después de explicarles a lo que habíamos venido, nos desean suerte y se marchan despidiéndose de nosotros.
Empezamos la aproximación. Esta discurre por una senda que en pocos minutos nos lleva a la fuente de la Zangarriana, la cual da nombre al barranco. En este punto es hora de entrar en el cauce. Hay zonas en el lecho del barranco que están muy vestidas de vegetación, haciendo algo complicado el avance, pero teniendo un poco de idea, se pueden sortear por fuera las zonas más tupidas.
Hasta llegar a la gran vertical hay varios destrepes y solo nos vemos obligados a montar cuerda una sola vez.
Desde la vertical hay unas bonitas vistas al pantano y al castillo de Chirel.
El descenso es espectacular, se compone de un primer rápel de aproximación de unos 5 metros, que nos deja en una repisa desde la que empieza el rápel volado de 75 metros.
Descendemos todo el equipo sin problemas, montamos el siguiente rápel, este de 22 metros, que nos deja en una pequeña surgencia de agua, la cual aprovechamos para rellenar nuestras botellas, ya que el día estaba siendo muy caluroso.
Ya solo nos quedaban dos rápeles, el primero de ellos de 40 metros llevaba algo de agua, haciendo que nos las tuviésemos que ingeniar para no mojarnos, porque no íbamos preparados para ello.
Por fin llegamos al sendero GR7, para nosotros ha terminado el barranco, no teníamos intención de hacerlo completo hasta el pantano, y menos con el calor que hacía. Siguiendo el GR en poco menos de una hora llegamos a los coches, pero todavía no íbamos a dar por terminado nuestro día de barrancos, aún tuvimos ganas de ir al Corbinet, y aprovechando que lleva un buen caudal, lo descendimos un par de veces cada uno.
Redacción: Roberto
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