Los integrantes de
la actividad fuimos Andrés, Loli y yo (Roberto). A las nueve salimos
de Valencia a la búsqueda de nuestro primer objetivo, el barranco
de la Tejería.
Para llegar hay que
coger la carretera en dirección a la embotelladora de Cortes de
Arenoso y luego desviarse a la izquierda por una pista en buenas
condiciones. Después de un tramo largo por pista se aparca cerca de
un cartel que indica que es una propiedad privada y que está
prohibido continuar. Desde aquí hay que seguir por la pista y en
unos 15 minutos llegamos al cauce del barranco.
El cauce al
principio es abierto y sin ningún interés así que lo suyo es
avanzar un poco hasta encontrar que se cierra, antes de ponerse el
neopreno. Las abundantes lluvias de pocos días antes nos hicieron
pensar que podríamos encontrar un poco más de caudal del habitual,
de eso nada, el caudal era escaso, aunque el agua iba marrón. El
barranco cuenta con cinco rápeles el más alto de 35 metros. El
barranco es bonito, pero al estar los rápeles muy juntos, se hace
muy corto, así que terminamos enseguida.
El retorno es por
una canal a la izquierda orográfica. Luego el camino no está muy
marcado y es un poco confuso, pero con la ayuda del GPS en unos 40
min llegamos al coche. De coche a coche nos costó 2 horas.
Como el barranco de
la Tejería es corto y está a una distancia considerable de
Valencia, teníamos que aprovechar el viaje haciendo otro barranco
cercano, así que después de una paradita a comer algo en uno de los
pocos bares de la zona, fuimos en búsqueda del barranco de Linares.
La última vez que
vinieron Andrés y Loli al barranco de Linares no lo pudieron
descender porque estaban soltando agua desde la canal y estaba
imposible, en esta ocasión el agua no corría en absoluto, aunque en
el tramo antes de llegar al rápel de 40, aún quedaba alguna poza
con agua.
Todo este tramo lo
evitamos por el lado izquierdo, para evitar las pozas, ya que el agua
se veía muy sucia. Aún así llevábamos los trajes de neopreno en
las mochilas, por si acaso. Había un pasamanos con cuerda fija, con
el que llegamos al rápel de 40, que fue el único que hicimos.
Cuando estuvimos
todos abajo, continuamos por un caos de bloques, con algo de
vegetación y en poco tiempo llegamos al cauce del río Millares.
Una vez en el
Millares, fue solo cuestión de buscar el camino por su margen
derecha, hasta encontrar el parking donde teníamos el coche, donde
dimos por finalizado nuestro día barranquista.
Fotografías: Andrés (se nos olvidó la cámara y por eso no hay fotos de la Tejería)
Redacción: Roberto
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