Travesía de los Paseantes
El sábado nos
levantamos a las 8 y nos preparamos para realizar la Travesía de los
Paseantes, que consiste en entrar al Sistema Lecherines por la sima
B-13 y salir por la sima C-12. Una travesía de unos -200 metros de
desnivel y no llega a 1 km de longitud.
Después de un
desayuno contundente algunos, muy escaso yo, ya que cuando llegamos a
la boca de la cueva busqué desesperada mi bocata, comenzamos la
aproximación.
La actividad la empezamos Adán y Diego, dos compañeros del Centro de Espeleología de Aragón, Paco, Roberto, Iván, Ana y yo (M José). La aproximación de poco más de una hora, bastante cargados con la ropa, los equipos, comida, etc., con mucho desnivel positivo y totalmente fuera de la senda, se hizo un pelín dura. Ana que ya tenía resentido el cuádriceps se acabó de lesionar y decidió no entrar a realizar la actividad, una pena ya que tuvo que volver al refugio.
La actividad la empezamos Adán y Diego, dos compañeros del Centro de Espeleología de Aragón, Paco, Roberto, Iván, Ana y yo (M José). La aproximación de poco más de una hora, bastante cargados con la ropa, los equipos, comida, etc., con mucho desnivel positivo y totalmente fuera de la senda, se hizo un pelín dura. Ana que ya tenía resentido el cuádriceps se acabó de lesionar y decidió no entrar a realizar la actividad, una pena ya que tuvo que volver al refugio.
Comenzamos a
vestirnos, preparar el equipo y a descender, sobre las 11:00 h.
La travesía está
totalmente instalada con cuerdas fijas. Entran primero Adán y Diego,
que son los que nos guían por la misma. Unos máquinas los
compañeros del CEA, ya que Diego suele estar en campañas de
exploración del Sistema Lecherines y Adán, a pesar de que no
conocía la travesía, con reseña y brújula en mano nos guió por
todo el recorrido.
La mitad del desnivel de la travesía se salva en la boca de entrada, con un primer pozo de casi 80 metros, dividido en varios fraccionamientos. El último rápel tiene una cuerda guía a la que hay que pendulear empujándote desde una de las paredes para poder alcanzarla y anclar uno de los cabos. En este punto escuchamos a Adán gritar algo, que no entendimos y como si fuera el teléfono loco nos fuimos pasamos la indicación unos a otros. Resulta que alguna piedra había cortado la cuerda del rápel y estaba muy, muy, muy justa, tan justa que cuando llegué al final de la cuerda guía, el nudo que había hecho Adán de final de cuerda, (en la del rápel) llegó al mosquetón de freno.
La mitad del desnivel de la travesía se salva en la boca de entrada, con un primer pozo de casi 80 metros, dividido en varios fraccionamientos. El último rápel tiene una cuerda guía a la que hay que pendulear empujándote desde una de las paredes para poder alcanzarla y anclar uno de los cabos. En este punto escuchamos a Adán gritar algo, que no entendimos y como si fuera el teléfono loco nos fuimos pasamos la indicación unos a otros. Resulta que alguna piedra había cortado la cuerda del rápel y estaba muy, muy, muy justa, tan justa que cuando llegué al final de la cuerda guía, el nudo que había hecho Adán de final de cuerda, (en la del rápel) llegó al mosquetón de freno.
A partir de ese
punto vienen una sucesión de rampas, trepes, destrepes y pasamanos
que hacen la travesía muy divertida y que hacen entrar en calor (en
mi caso sudar mucho), ya que en general la cueva es muy fría.
Pasamos la Galería
Irene y llegamos a la Tirolina. También un rápel guiado donde la
mayoría del recorrido tienes que ir empujando tu cabo para no quedar
colgado como un jamón.
Una vez pasada la
tirolina hicimos una parada para reponer fuerzas y llegamos a la sala
de la Bifurcación, Paco e Iván continuaron descendiendo hacia la
Sala Camboya a - 400 metros, el resto de grupo seguimos hasta la
salida por la boca C-12. Más rampas y pasamanos, hasta el túnel del
viento, que bien hace honor a su nombre y en este punto utilizamos el
croll (primera vez en todo el recorrido) para salvar los 8 metros
positivos hasta la salida, sobre 15:00 h.
La travesía es muy divertida y muy variada gracias a los pasamanos y los destrepes, para mi fue una actividad alucinante de unas 4 horas aproximadamente.
El recorrido de vuelta, atravesando el lapiaz, fue lo mas tortuoso del día, jeje, ya que las grietas que forman las rocas, unido a la pendiente, hacían que no pudiera avanzar erguida.
La travesía es muy divertida y muy variada gracias a los pasamanos y los destrepes, para mi fue una actividad alucinante de unas 4 horas aproximadamente.
El recorrido de vuelta, atravesando el lapiaz, fue lo mas tortuoso del día, jeje, ya que las grietas que forman las rocas, unido a la pendiente, hacían que no pudiera avanzar erguida.
Pero una vez logrado
el lapiaz, el retorno es precioso y ya de vuelta en el refugio nos
esperaba la hospitalidad de algunos miembros más del CEA.
Redacción: María
José
Sima A-111
Después de pedir
consejo a los compañeros del CEA, decidimos que el domingo iríamos
a visitar la A-111. Para esta actividad los integrantes fuimos Paco
Vañó, Iván Doyague y yo (Roberto). Salimos del refugio y empezamos
a bajar por el GR buscando la A-111. No tardamos mucho en
encontrarla y empezamos a equiparnos. Es curioso esto de la espeleo
en el norte, fuera hacía un calor de justicia, que nos estaba
haciendo sudar bastante, pero nos tuvimos que poner mono interior,
pasamontañas y mono exterior para entrar a la sima, ya que dentro
hace bastante frío.
Entré yo primero,
vi un paso muy estrecho del que no nos habían hablado y cuando lo
consiguí superar me di cuenta de que no hay camino por ningún
sitio, nos equivocamos de cavidad. Salimos y otra vez a buscar. Por
suerte, no tardamos mucho en encontrar la verdadera A-111, estaba muy
cerca. En esta sima, a fecha de hoy, nuestros compañeros del CEA
continúan explorando, así que encontramos todos los pozos ya
instalados. Esta vez Iván encabezaba la marcha, le seguía Paco y
por último yo. Bajamos por un pozo algo estrecho y con bastante
barro.
Después de unos
pocos fraccionamientos llegamos a la base del pozo. Avanzamos un poco
y enseguida vimos una espectacular sala con un lago.
La atravesamos y más
adelante no tardamos en llegar a caminar por al lado de un pequeño
río subterráneo. Seguimos el río un poco, subimos por unas cuerdas
y en no mucho tiempo llegamos a un sitio estrecho, que para
atravesarlo había que llenarse de barro pero bien
Que suerte la mía
cuando se puso a sonar una alarma de mi reloj que nos indicaba cuando
darnos la vuelta, ya que teníamos que volver a Valencia y no
podíamos salir demasiado tarde de la cueva. Me libré por poco de
tener que revolcarme por el barro ;) La salida de la cueva se dio sin
problemas, a buena hora ya estábamos fuera.
Nos quitamos todos
los cacharros y la ropa de espeleo, para seguidamente coger de nuevo
el GR de vuelta al refugio.
Al llegar, nos
estaba esperando una gran comida, que muy amablemente prepararon
nuestros amigos del CEA. Ya después de comer llegó la hora de las
despedidas y de volvernos a Valencia.
Antes de terminar,
agradecer en nombre de todos los de Tracalet, la hospitalidad que los
compañeros del CEA tuvieron con nosotros. Yo tengo que darles las
gracias especialmente, ya que por un gran despiste, me dejé el
casco en casa y si no llega a ser por ellos no hubiese podido visitar
el espectacular Sistema de Lecherines. ¡Muchas gracias!
Redacción: Roberto
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