Una vez llegados a la zona, nos quedamos sorprendidos por el entorno del río Bolulla, una magnífica combinación de montaña, paredones y acantilados que nos sirve de aperitivo para lo que vendrá después.
Realizamos combinación de coches, de tal modo que nos ahorramos unos 30-40 minutos de carretera dejando varios coches al lado del puente donde finaliza el barranco y subiendo con el resto hasta cerca de la cabecera, donde finaliza la carretera, convertida en una pista de cemento al final perfectamente transitable.
La aproximación es corta, de unos 15 minutos, que si bien es sencilla y cuesta abajo, la senda muy poco marcada que discurre entre bancales se nos hace un poco dura debido a que hay mucho barro, pero que superamos a pesar de algún inoportuno resbalón.
Empezamos a descender el primer barranco, el Torrent de Garx, que es un afluente que desemboca en el río Bolulla y por tanto en el segundo barranco, el Pas Tancat, que sigue el cauce del río. Este primer barranco consta de 5 rápeles, cortos y fáciles los 3 primeros y un poco más técnicos los dos últimos, ya que tenemos que acceder a las cabeceras a través de sendos pasamanos ya instalados en fijo, especialmente el último, un rápel volado de 30 metros, bonito y disfrutón y de los que te ponen rapidito en tu sitio.
Tras andar un rato por el cauce, que va encajonándose cada vez más, llegamos a la sucesión de rápeles del Pas Tancat, que nos deja boquiabiertos por su belleza, especialmente el rápel fraccionado, al que se accede por un tobogán de 15 m a una reunión volada a un rápel de 25 m.
Mientras Alfonso realiza el montaje de este rápel, esperamos en una pequeña cueva natural que nos ofrece el barranco ya que en este punto sopla un poco de aire gélido; una vez montado, Alfonso pacientemente se espera en la reunión volada para ayudar a los cursillistas a superar el fraccionamiento, aunque le toca vernos pasar a todos muy a su pesar y el de sus piernas..
Una vez realizado este rápel nos queda otro rápel de 22, otro de 5 tras un fácil pasamanos en el que tenemos que afinar un poco la recepción para no mojarnos el culo y el rápel final de 13 m tras otro pasamanos instalado en fijo que acaba en una marmita trampa que en esta ocasión está seca, pero que con agua nos habría obligado a instalar un rápel guiado; finalmente una pequeña trepada con una cuerda fija nos saca de la marmita donde finaliza el barranco.
Solo nos queda llegar a los coches e ir a que nos sellen el barranco al bar con unas buenas cervezas, un pincho de tortilla y otros manjares.
En resumen una gran jornada en una actividad de dos barrancos en uno que nos ha sorprendido a los que no los conocíamos por su belleza y como no en una fantástica compañía, sin duda para repetir.
Redaccion: Chema
Fotos: Chema, Estela, Alberto, Frank, Jose y Alfonso
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