A las 8 de la mañana acudimos al punto de encuentro Marc, Salva y Aurora. En un solo coche nos desplazamos hasta Caudiel, pasamos la población y nos dirigimos hacia el Campo de tiro, nos adentramos por un camino dirección Fuente de la Higuera. Este es transitable para turismos, hasta una curva a derecha donde cambia el estado y color del camino, aquí decidimos dejar el coche aparcado.
Subimos unos 200m, enseguida vemos los restos de una cabaña y el esqueleto de hierros de una granja, a sus pies se encuentra la fuente y arriba de esta se encuentra la Sima de la Higuera. En la ladera de enfrente, antes de llagar a la cima, se encuentra nuestro objetivo.
Para llegar a ella tuvimos que hacer una pequeña batida. Salva, tirando de memoria, tardó poco en encontrarla.
Allí estaba ese pequeño agujero de 80cm de largo y 50cm de ancho.
Esta vez se estrena en la instalación Marc.
Ya por último visitamos el rincón donde se esconden los pináculos coralinos subacuáticos, qué rincón más bonito!
Marc y Salva salen así sin más, sin ninguna complicación. Quien desinstala y se queda con lo gordo colgando para salir por ese minúsculo agujero fuí yo. Pero con un poco de esfuerzo, una risa floja de “mecaguen la p...”, 4 patadas a la saca y alguna gota de sudor, se sale! Jajajaja
Del acceso a esta sima he escuchado comentarios varios, tipo (no volveré, que dura es, no voy, yo no paso...)
La boca no es tan complicada como la pintan. La aconsejo 100%, todo el mundo que practique espeleología debería verla. Una vez los 3 fuera, buscamos un sitio que diese sol ya que el día amaneció fresquito, y nos sentamos a comer las típicas pelaetas de Riba-roja. Por cierto, a Marc le encantaron! Jajajaja. Una vez comidos nos dirigimos a Caudiel, allí hacemos nuestra paradita para cumplir con un de los puntos más importantes del decálogo. Nos tomamos nuestro vermú y la cervecita, comentamos nuestra jornada disfrutona y cada uno a su casa. Nosotros, sí repetiremos experiencia!
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