A pocos metros (aunque se podría destrepar) se monta un primer y pequeño rápel con anclaje a un árbol. Comienza un tramo abierto, sin nada destacable, con algunos destrepes y un par de rápeles de entre 8 y 12 m.
El barranco ahora se empieza a encañonar, comenzamos la parte más bonita. Con la ayuda de Sevi, que monta el siguiente pasamanos y me supervisa en todo momento , instalo mi prime rápel con un ocho desembragable: qué ilusión!!
Más adelante, Estela se encarga de montar otro pequeño pasamanos para llegar a una repisa cubierta desde donde descendemos a una zona más abierta.
Ya tenemos enfrente las impresionantes paredes de los cañones del Júcar. El viento en esta parte empieza a bufar y a Kiko, que ha instalado el siguiente rápel de unos 25 m, le toca pasar frío mientras espera a que el resto bajamos. Ya estamos terminando, sólo quedan dos rápeles.
El primero es el más largo y el que más controversia crea. Miss, Ra y Alfonso barajan las distintas opciones y finalmente se opta por un fraccionamiento.
Del último rápel se encarga Gloria ,que practica un ocho con cadeneta.
Ahora las cosas se empiezan a complicar: no hay senda clara de retorno, empezamos a subir campo a través por una zona cerrada de vegetación, y el track que tenemos nos lleva directamente a la base de una pared expuesta que termina en un cortado.
El mirador de donde salimos está justo encima, pero es imposible subir. Con cuidado damos marcha atrás y tras muchas dudas, llegamos a un hito que nos permite finalmente encontrar el camino hasta los coches.
Y como todo se puede complicar aún más, aunque ya hemos terminado el barranco la jornada se prolongará bastante tiempo (alguno llegará a casa casi a las 12 de la noche), porque la llave de uno de los 2 coches se ha perdido...pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Redacción: Luisa
Fotos: Luisa, Alfonso, Sevi, Raquel y Gloria
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