Participantes:Iván, Sonia, Marta y Chema de apoyo
El domingo tempranito salimos hacia el Avenc La Figa: Iván, Sonia, Chema y Marta. Tres íbamos a ser los valientes qué íbamos a superar este reto. Chema, el apoyo, hizo un tour de simas por la zona, y nos fue de gran ayuda en la salida.
Durante la preparación florecen nervios, son muchos metros de profundidad, -190, y gran cantidad de material a cargar. Lo cual asustaba a Sonia y a Marta.
La boca se encontraba junto a un camino sin señalizar y tapada con unas rocas (lo cual nos pareció peligroso para paseantes). Era un acceso estrecho y con una particularidad, debíamos anclarnos al coche para bajar hasta el primer fraccionamiento.
Iván fue el primero a entrar y fue el encargado de realizar la instalación, seguido por Sonia que le apoyaba en todo momento.
El Avenc se compone de 7 pozos, de entre 6 y 47 metros, pasamanos, pasos estrechos, péndulos, desviadores... No le faltaba nada.
La sima está parcialmente instalada con anclajes fijos, y los cordinos necesarios para los desviadores necesarios. Por lo que mayoritariamente se usan mosquetones.
La orientación dentro de la sima es sencilla, y las cabeceras, fraccionamientos, etc. son fáciles de ubicar.
Sólo quedaba el último pozo, un pozo estrecho de 35 metros, para llegar a los -190 metros. Iván y Sonia los conquistaron, siendo Sonia la que hizo de subida la desinstalación.
A partir de ahí empezó lo duro. La vuelta. Marta y Sonia empezaron subiendo sacas, las cuales pesaban lo suyo, hasta que llegó un momento en el que las fuerzas comenzaban a flaquear. Ya no era la dificultad que tuviera la sima, los obstáculos a pasar..., era el peso. Poco a poco fuimos dejándo las sacas y era Iván "el grande" el que fue cargandolas una a una hasta llegar al primer pozo.
Era la hora de alerta y Sonia yumó sin parar hasta poder avisar a Chema para que nadie se preocupara. Todo iba bien, aunque un poco más lento de lo esperado.
Casi desde los -50 metros, gracias a las cuerdas de más que llevábamos y a Chema, que estaba fuera, pudimos subir entre todos el material poco a poco. ¡¡Trabajo en equipo!!
Al final salimos tarde, muy tarde, cansados, muy cansados, pero con una vistas preciosas, el cielo estrellado, una luna brillante... Y sobre todo con la sensación de haberlo superado.
Sólo quedaba el último pozo, un pozo estrecho de 35 metros, para llegar a los -190 metros. Iván y Sonia los conquistaron, siendo Sonia la que hizo de subida la desinstalación.
A partir de ahí empezó lo duro. La vuelta. Marta y Sonia empezaron subiendo sacas, las cuales pesaban lo suyo, hasta que llegó un momento en el que las fuerzas comenzaban a flaquear. Ya no era la dificultad que tuviera la sima, los obstáculos a pasar..., era el peso. Poco a poco fuimos dejándo las sacas y era Iván "el grande" el que fue cargandolas una a una hasta llegar al primer pozo.
Era la hora de alerta y Sonia yumó sin parar hasta poder avisar a Chema para que nadie se preocupara. Todo iba bien, aunque un poco más lento de lo esperado.
Casi desde los -50 metros, gracias a las cuerdas de más que llevábamos y a Chema, que estaba fuera, pudimos subir entre todos el material poco a poco. ¡¡Trabajo en equipo!!
Al final salimos tarde, muy tarde, cansados, muy cansados, pero con una vistas preciosas, el cielo estrellado, una luna brillante... Y sobre todo con la sensación de haberlo superado.
Anécdotas muchas, arañas con culo, olor a meado, culos al aire, charlas durante las esperas, que si agua para abajo, que si agua para arriba... Lo pasamos bien.
Pero sobretodo remarcar, la paciencia, fuerza y ánimos de los compañeros.
¡Tenemos hasta banda sonora!, la canción del camino de vuelta, "Eye of the Tiger", de Survivor, canción mítica de una de las películas de Rocky, muy apropiada para el final de la aventura.
Redacción: Todos
Fotografías: Chema
¡Tenemos hasta banda sonora!, la canción del camino de vuelta, "Eye of the Tiger", de Survivor, canción mítica de una de las películas de Rocky, muy apropiada para el final de la aventura.
Redacción: Todos
Fotografías: Chema
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