sábado, 10 de julio de 2021

Cueva de los Chorros y barranco de Marines

Lo que está llamado a consagrarse como un clásico tracaletero gracias a nuestro amigo Salva, esta vez nos llevó a unos cuantos miembros del club al sur de Castilla la Mancha.
Riopar es un enclave turístico ampliamente conocido por lo que no me extenderé, salvo para decir que es una zona bonita que nada tiene que envidiar a otras más húmedas y escarpadas.
El viaje comenzó el viernes con algún contratiempo, pero conseguimos solventarlo con paciencia y buen humor.
El sábado hicimos la cueva con todos los permisos pertinentes (importante solicitarlos para evitar sustos e imprudencias) Salva, Jose, Iván, Víctor y un amigo foráneo: Javi.
La aproximación se inicia con unas rampas intensas en el bosque que precede al nacimiento del río. Poca agua abajo (algo más arriba). El sendero tiene algunas cuerdas de apoyo y se recomienda hacer su parte final con casco, arnés y cabos de anclaje. Llegamos a la boca sin más novedad. Equipados y para dentro.
Planeamos más de 6 horas pero solventamos todo en poco más de 4 con todas las paradas del mundo para hacer fotos, exploración de la zona laberíntica de los bucles en el centro, visita al lago Benjamín. Llegamos “al final”, que no es sino el encuentro con un sifón ya prospectado por espeleobuceadores con un bonito cable que indica “70 metros” (demasiado para mi apnea de piscina hinchable).
La cueva no tiene complicación técnica más allá de pasamanos, destrepes y una trepada ayudada por cuerdas en fijo.

Formaciones curiosas como el “dragón” o espacios ilustrados como el “río blanco” nos hicieron disfrutar de lo lindo. Los extensos lagos nos recordaron que “nadar a lo perrito” no es lo más eficiente con un neopreno y una mochila de barrancos a la espalda, así que cambio de estilo y listo.
El agua estaba fría, aunque menos que otras veces, decían… no quiero imaginarme lo que pasó “otras veces”…
La bajada se debe hacer sin neopreno, casi comentemos la temeridad de quitárnoslo parcialmente y lo hubiésemos pagado teniendo que parar a mitad de camino, seguro. Terminamos pronto lo que nos sirvió para descansar, cenar a una hora decente y acometer el barranco del día siguiente con buena disposición.
 
Barranco de Marines

Localizado en la Sierra del Segura, muy cerca del balneario de Tus. Mismo equipo que el día anterior acompañados por Llum que nos demostró que la cantera tracaletera está más que asegurada.
Es un barranco sencillo, bonito y resultón. Un buen complemento para la zona y se puede hacer con niños que estén iniciados en el mundo del barranquismo (OJO! Con un rápel de unos 15 metros). 
El sendero que parte remontando la ladera, cruzando el río, estaba cerrado en la bifurcación superior, por lo que superada la primera loma descendimos al cauce. Esto acorta el barranco significativamente, no por los rápeles, pero sí por el tramo que discurre por dentro del cauce.
Tardamos 25 minutos a lo sumo. Equipados y para abajo. Son 4 rápeles a instalar y un par más en fijo.
Se nos hizo corto, porque fuimos con el chip de barrancos y de hacer las cosas como tocan (el que lleva cuerda pasa e instala).
Un pequeño despiste en el rápel largo nos recordó dos cosas importantes: la primera es que los fallos los solemos cometer en los sitios sencillos, donde estamos disfrutando y bajamos el nivel de alerta y concentración. La segunda es que la formación en maniobras de seguridad y autosocorro se deben practicar y repetir hasta la saciedad. Hasta automatizarlas tanto que salgan sin tenerlas que pensar.
No os contamos lo de las piernas de cordero en La Posada de Peñarrubia porque sólo generaría salivación y envidias varias.
Un fin de semana estupendo con una gente estupenda.


Redacción: Víctor
Fotos: Salva, Jose y Víctor.

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